viernes, 29 de abril de 2016

Santo Domingo estalló de alegría con Jesús Nazareno


  Llegaron el Nazareno y la Virgen de los Dolores a Santo Domingo y se desbordaron los sentimientos. Cádiz se vistió de domingo para ver juntos a Jesús y a Rosario, dos de las más grandes devociones del pueblo gaditano. Y desde entonces el tiempo dejó de pasar y se nos olvidaron las penas y sinsabores.

  El Solemne Triduo Itinerante que concluyó ayer sirvió para demostrar que el barrio de Santa María es el mayor sagrario que tiene Cádiz. Si se pudiera erigir como Basílica a un barrio entero, sin duda Santa María cumpliría todos los requisitos. Sed, Sentencia, Merced, Salud, Sagrada Cena, Piedad, Buen Fin, Esperanza, Todos los Santos y por supuesto Nazareno, Dolores y Rosario. Cuánta devoción en tan pocos metros cuadrados.

  El último día del Triduo estuvo marcado por la Madre de Dios. Dejamos a Nuestra Señora de la Merced para que la Cofradía se rindiera a los pies de la Santísima Virgen del Rosario. Después de una jornada de visitas y oraciones en la Parroquia, la comitiva de la Hermandad se puso en marcha para llegar al Convento de Santo Domingo donde fue recibida por el Padre Pascual Saturio, todo un gaditano de La Mancha. Su don de palabra y el sobrecogedor amor que transmite en cada una de sus palabras solo puede tener una explicación: lleva consigo la gracia de Dios. Su homilía en la tercera Función del Triduo fue sencillamente maravillosa, una obra de arte de la oratoria.

  En un Santuario de Nuestra Señora del Rosario abarrotado de fieles, se compartió el pan y el vino mientras corría la emoción con la estampa que ofrecía el altar mayor: presidiendo la Patrona y a los lados el Regidor Perpetuo y su Madre Dolores. Como en los grabados antiguos, como en esas patentes de navegación que Cádiz expedía para medio mundo. Nuestra ciudad ha cambiado una barbaridad desde 1616 pero en lo que no ha cambiado nada es en las devociones de su pueblo. Ellos. Siempre Ellos.


Cofrade Gaditano

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