viernes, 29 de abril de 2016

Devoción y gaditanía en el Pregón del IV Centenario de la llegada del Nazareno a Santa María


  Terminó la última Función del Triduo Extraordinario y llegó el Pregón del IV Centenario, uno de los grandes actos del calendario de este año tan especial en la Cofradía del Nazareno de Santa María. Un Pregón de fe que destiló gaditanía por los cuatros costados. La alegría y el amor al Nazareno se apoderaron de los muros de Santo Domingo con momentos para la música y la voz, para la risa y la emoción, para el silencio y la oración.

  Carmen Maestre, José Manuel Romo y el Padre Pascual Saturio se fundieron en una sola persona para exaltar la historia de 400 años de devoción al Nazareno en Santa María. Y de fondo, las maravillosas voces cantadas de Carmen de la Jara y María Ángeles Martínez, la primera con el tanguillo más gaditano, la segunda con una saeta que nos levantó el vello. Por si fuera poco, el grupo Rondó Gaditano, una joya de la música de nuestra tierra, acompañó la exaltación con esos acordes que saben a Cádiz.

  Abrió el Pregón su presentador. Una voz inconfundible, hermosa, potente y firme. Juan Manzorro introducía las distintas partes del Pregón como solo él sabe hacerlo. Es cristiano y cofrade hasta la médula. Ama a Jesús Nazareno y a Cádiz. Todo esto se nota en cada palabra que pronuncia.

  Carmen Maestre habló de historia con una emoción y una fuerza que levantaron al público asistente. Era su debut como Pregonera aunque no lo pareciera. José Manuel Romo, un experto en estas lides, habló del Nazareno como solo lo hace un vecino de Santa María, refieriéndose a Él como a un vecino más del barrio. Y ya son 400 años.

  Y Pascual... otra vez Pascual. Con un tono de voz pausado, tranquilo, sin aspavientos... habló de su Nazareno como siempre lo hace. Contó sus anécdotas, hizo reír e hizo llorar. Es único para sacar los sentimientos a lo más externo de la piel. Pascual es un regalo del cielo que un día nos llegó desde un lugar de La Mancha. Gracias, Padre.

  Así transcurrió una hora y media de pregón que se pasaron como segundos. Y de fondo la música. Sonaron, entre otros, los Duros Antiguos, la zarzuela Cádiz, la Madrugá y por supuesto Regidor Perpetuo, que puso fin a un Pregón extraordinario en los dos sentidos de la palabra. La última música, la del largo aplauso con el público quiso premiar a los pregoneros. Fue un acontecimiento único y difícilmente repetible que recordaremos de por vida. Y además ante el Nazareno y la Virgen del Rosario.


Cofrade Gaditano

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