La Hermandad, en su templo, con su decoración de finales del siglo XVIII, elevó una sentida oración por el eterno descanso de quienes encontraron en el Océano Atlántico su fosa en espera de la llamada del Padre Celestial. En este humilde pero emotivo acto la Hermandad estuvo acompañada de miembros de la Asociación de Capitanes de la Marina Mercante así como del Ateneo Científico y Literario de Cádiz.
El Rvdo. Padre Pedro Ortuño, Capellán Mayor de la Muy Humilde Hermandad, recordó en la breve homilía la inmensa Caridad y Misericordia de Nuestro Señor para acoger en su seno a todas las almas, y pidiendo en su cierre final “Que la Virgen del Rosario, nuestra patrona de Cádiz, Galeona de los Mares y que la Virgen del Carmen, Patrona de los navegantes nos den su ayuda en la última navegación hacia tu Luz, como seguro Ellas acogieron bajo su celestial manto a cuantos hoy recordamos”.
Manuel Caramés, organista, acompañó en varios momentos de la celebración con sentidas piezas musicales interpretadas en el antiguo órgano construido por el organero Cristóbal García en 1733 que posee la Hermandad; destacando la Coral 101 –Señor Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios- del autor alemán Juan Sebastián Bach que sonó como despedida y, cómo no, de sentido homenaje.
De esta manera, en Cádiz, puerto que tocó en la singladura antes de la terrible desgracia, la Muy Humilde Hermandad de la Santa Caridad, fiel a su espíritu de acompañar en los últimos momentos de la vida y enterrar a quienes no tenían quien lo hiciera, ha querido unirse en oración por el eterno descanso de quienes encontraron en el Océano Atlántico que nos baña su eterna fosa en espera de la llamada del Padre Celestial. Que las almas de los que perdieron la vida en el “Carlos de Eizaguirre” y la de todos los difuntos descansen en Paz. Amén.
Cofrade Gaditano
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